Bodegón. Óleo sobre lienzo 65x54 cm.
Juanjo Gamarro
Juanjo Gamarro
NO CRECE EN LOS ÁRBOLES
—Hablemos
padre. Necesito dinero.
—Hablemos
hijo. No tengo.
—Pero, ¿cómo
que no tienes? Eso es imposible. Tú trabajas y ganas mucho.
—Sí, pero no
estoy dispuesto a dártelo para que lo malgastes.
—Ir con los
amigos y tomarme algo de vez en cuando no es malgastarlo.
—Fumar,
beber y no dar ni palo al agua con los estudios si lo es. No te lo has ganado.
Y no hay más que hablar.
—Madre, se acerca a la cocina donde se encontraba la madre partiendo un calabacín, y le pone cara de tuno: Que Papá no me quiere dar dinero. Dámelo tú.
—No.
—Entonces me
iré a vivir con un amigo y nunca más volveréis a verme.
—Lo dudo.
—Si, me voy a
marchar, y ahora mismo.
—De acuerdo. Ya no hay más chantajes emocionales. No es no.
Así veíamos
la tele, una historia corriente de adolescente rebelde, que podría ser
español o chino, daba igual. El interminable pedigüeño que no se siente obligado a corresponder con nada.
Y me quedé un rato pensando, con la vista perdida, mirando hacia la ventana... Todos hemos sido así, durante siglos y siglos, hasta que pudimos tener el primer empleo y comenzamos a gastar de lo nuestro. Pero es que la crisis ha hecho mucho daño. Entonces miré el cuadro
de Juan Gamarro que estaba en la pared de la derecha. Un buen amigo mío que
nunca cuenta mucho de sus cuadros, pero que están cargados de mensajes cifrados. Busqué el móvil y le llamé para
decirle: “¿Sabes?, he tenido una visión. Ahora le encuentro sentido a tu cuadro ¿ Te lo puedes creer? Ni los
peces vuelan, ni la comida crece en los árboles. Hay que trabajar para ganar el
dinero. ¡Ay, qué grande eres!"
Y Juan tan en ello, me contestó: No sé quién eres ni de qué me hablas... me acabo de levantar.
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